viernes, 15 de febrero de 2013

Inflación: llegamos al final del camino

Durante los últimos 7 u 8 años se escucharon sendas advertencias acerca de los peligros que podría traer el hecho de hacer la vista gorda ante un rebrote inflacionario.

La vieja leyenda de que "un poco de inflación siempre viene bien" ha quedado en el olvido algunos años atrás. En esos momentos, se advertía sobre la posibilidad de que la dinámica inflacionaria terminara por agotar los bolsillos de todos los agentes económicos (públicos y privados). En fin, los supuestos beneficios de que aumenten los precios resultarían contraproducentes. 

En una primera etapa, la inflación con tipo de cambio nominal anclado puede motivar al público a incrementar el consumo*. El ahorro pasa a ser una opción poco conveniente. Ante esta situación, el consumo de bienes durables puede ser una buena opción para ganarle a la inflación. Por lógica, la demanda agregada se incrementa y la inflación resulta buena

En una segunda etapa, empieza a incidir la oferta insuficiente de bienes**. La demanda supera a la oferta y por lógica los precios comienzan a incrementarse. Luego, comienzan a surgir los pedidos de incrementos salariales por parte de los agentes económicos con el objetivo de no perder poder de compra. Si la tasa de inflación supera a la tasa de devaluación, el aumento de la demanda se traslada en parte a un aumento en las importaciones. 

En una tercera etapa, los agentes empiezan a guiarse por la tasa de inflación esperada y no por la inflación actual***. Por lo tanto, los pedidos de incrementos comienzan a superar dicha tasa actual. Las empresas deberán elevar los precios para mantener rentabilidad u operatividad. 

La última es la que estamos viviendo hoy: los aumentos salariales no son suficientes para cubrirse de la inflación. El salario real comienza a caer. El consumo y la demanda agregada hacen lo mismo. Es aquí donde la inflación se convierte en algo muy malo. Si en etapas anteriores los precios se elevaban producto del consumo ascendente o dicho aumento incentivaba al mismo, hoy es el factor que ocasiona su declive.

El sector público no puede afrontar las demandas salariales ante la caída en la recaudación real. Las provincias comienzan a ver comprometidas sus finanzas y se vuelven dependientes del humor presidencial para con cada gobernador.

Los privados pueden afrontar dichas demandas, pero debiendo recurrir al aumento en los precios de los bienes que producen o comercializan. La ecuación es muy simple: si se elevan salarios, suben los costos laborales que solo pueden ser solventados aplicando un aumento en los precios. A esto, debemos sumar el contexto recesivo en el que estamos inmersos. Hay posibilidad de caída en el empleo y la producción.

El daño es mayor si tenemos en cuenta de que con tasas inflacionarias elevadas, la inversión se torna inviable. En el caso particular de nuestro país, no solo el incremento en la tasa de interés nominal retrae la inversión. También entra en juego el desastre del INDEC y la incertidumbre que esto genera en el posible inversionista. Sumemos la desaparición del mercado de capitales luego de la estatización de las AFJP y las últimas regulaciones sobre el mercado accionario, además del cepo al dólar y la imposibilidad de girar dividendos al exterior y tendremos un mejor panorama de la dificultad que tienen las empresas para financiar posibles inversiones. 

Adicionemos un factor importante: la política de ancla nominal del tipo de cambio o devaluación administrada, teniendo en cuenta la estructura de nuestra economía y la elevada inflación, es seguro que el tipo de cambio real se va a apreciar. Esto genera un abaratamiento de los bienes y servicios producidos en el exterior. Se elevan las importaciones y caen las exportaciones netas. 

Por último, se genera una caída en la demanda monetaria que nos conduce a una huida de la moneda local hacia otras de mayor calidad. 

En base a esto, podemos explicar los manotazos del ahogado de la gente del Gobierno: 

  • Cepo al dólar
  • Limite a las importaciones
  • Controles de precio
  • Limites a los viajes al exterior
Todas estas medidas causan muchas molestias. Algunas son personales y no tienen mucha importancia. Otras, pueden generar retrocesos en la producción y el empleo. 

Los límites a las M ayudarán a mantener XN, pero la economía se volverá cada vez más dependiente de las X de commodities. Empleo y producción del sector importador caerán. El consumo de los locales se resentirá aún más****. La presión sobre los precios de algunos productos cuya producción es mixta (algunos importados, algunos producidos localmente) se incrementa. 

Teniendo en cuenta que el BCRA no hace nada por reducir la inflación y emite a tasas cercanas al 40% anual, los agentes, al no poder consumir, empiezan a huir de la moneda. El freno a la actividad y la apreciación del TCR reducen el saldo de las XN. El BCRA empieza a tener problemas para conseguir las divisas necesarias para sostener las importaciones de bienes e insumos de capital. Para evitar la sangría de divisas, comienzan las restricciones al mercado cambiario y se profundizan en las importaciones. Pronto llegarán el dólar BLUE y la brecha cambiaria


Hoy estamos viendo los resultados: economistas hablando del rodrigazo y todo lo relacionado con el control de precios que quieren forzar o excusas ridículas con alto contenido ideológico en la que critican a otros gobiernos que ya (por suerte) pasaron a la historia y no hablan de soluciones al problema. También aprovechan el contexto para seguir pegándole a los medios.

Ahora toda la atención está puesta en lo que pueda suceder el día 61 (el día después del vencimiento de los acuerdos de precios)

PD: Agrego ésto.
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*Sobre todo, el consumo de bienes durables
**Al haber inflación, las tasas de interés nominales se elevan. Las reales se convierten en negativas. La inversión baja. 
***Cuya tasa es mayor a la de inflación actual
****Teniendo en cuenta el factor ingreso real

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